Fobias


terapia de pareja

La Fobia es un miedo irrazonable y desproporcionado que el sujeto experimenta ante ciertos objetos o situaciones. El miedo se desencadena siempre ante el mismo estímulo específico que lo provoca, pese a los esfuerzos del enfermo para vencerlo, pues comprende que su miedo es absurdo y patológico. Se denomina neurosis fóbica a aquella en que el síntoma dominante es la aparición de este miedo irrazonable ante un estímulo.Los contenidos de las fobias son variadísimos (agorafobias, claustofobias, pirofobias, cinefobias, nictofobias,etc). La reacción fóbica, como los demás mecanismos neuróticos aparece en cierta medida en los individuos normales. Durante la infancia son frecuentes las reacciones de pánico ante la oscuridad, la soledad, los perros, etc. que llegan a fijarse si el ambiente familiar es patógeno, formando estos miedos infantiles la base de una neurosis fóbica en la vida adulta.

En la fobia hay una causa aparente (el estímulo que provoca la aparición de angustia) y una causa real (el acontecimiento traumático olvidado que se simboliza en la causa aparente). Por ejemplo, una fobia al color rojo (causa aparente) puede encubrir un acontecimiento dramático de la infancia de la víctima, que presenció la matanza de un animal y vió la sangre. Hay casos en que el sujeto olvida la situación pero permanece en el fondo de su mente. Cuando un estímulo por asociación de ideas puede resucitar el recuerdo (en el ejemplo, el color rojo) el psiquismo se defiende poniendo en marcha la reacción fóbica, que lo obliga a apartar el pensamiento del estímulo y rompe así la cadena que podría revivir el recuerdo traumático insoportable.

Los síntomas de la neurosis fóbica aparecen en cuanto el sujeto se pone en contacto con el objeto de la fobia. Las sensaciones subjetivas son idéntias a las de la neurosis de angustia: desazón, inquietud, temor. Si el individuo intenta sobreponerse a la fobia, aparece una desazón creciente y la angustia adquiere tales proporciones que puede llegar a provocar una reacción tempestuosa de temblores, gritos y movimientos desordenados, o de pérdida de la conciencia.

El tratamiento de las fobias es psicoterápeutico (los medicamentos tranquilizantes sólo alivian transitoriamente). La psicoterapia (tratamiento que no recurre a los psicofrármacos) consiste en seguir a la inversa el camino que va desde el trauma de origen hasta el síndrome fóbico actual, pasando por las etapas intermedias de desplazamiento, represión, subsititución, sensibilización y proyección.

Principales Fobias:

Agorafobia:
la característica principal de la agorafobia es la ansiedad ante situaciones en las que sea difícil o embarazoso escapar, o en las que no sea posible recibir ayuda en caso de sufrir una crisis de pánico o síntomas similares a los que se producen en esta crisis. Las situaciones típicas ante las que se presenta la agorafobia son estar solo lejos de casa, entre la multitud, sobre un puente, en un ascensor o viajando en autobús, tren o automóvil. Estas situaciones son evitadas en la medida de lo posible; si no hay más remedio que afrontarlas, el sujeto siente un miedo muy intenso que puede reducirse notablemente si va acompañado.

Fobia específica:
La característica principal de las fobias específicas es el miedo intenso y persistente ante determinados objetos o situaciones. La exposición ante el estímulo fóbico provoca casi invariablemente respuestas inmediatas de ansiedad, cuya intensidad está relacionada con la proximidad o con la posivilidad de escapar. Aunque el sujeto reconoce que su miedo es excesivo o irrazonable, el estímulo o la situación es activamente evitado siempre que sea posible. Existen cuatro tipo de fobias específicas en función del estímulo o situación fóbicos: animal, medioambiental (ej. tormentas), sangre (se incluyen también los procedimientos médicos invasivos como las inyecciones) y situacional (ej. transportes públicos, túneles, puentes, ascensores, vuelo, etc).

Fobia social:
En este tipo de fobia el temor está relacionado con una o más situaciones sociales en las que el sujeto se exponga a ser observado por los demás y pueda comportarse de manera humillante o embarazosa. Como en los otros tipos de fobia, la persona reconoce que su miedo es excesivo o irracional, pero la exposición a la situación temida provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de angustia. Tal situación tiende a ser evitada o es afrontada con un intenso malestar, lo que provoca un deterioro significativo de las actividades habituales. A diferencia de lo que ocurre en la agorafobia, la evitación de las situaciones sociales en la fobia social suele ser parcial. El sujeto asiste a reuniones sociales, pero no inicia una conversación, no se sienta al lado de alguien desconocido, etc. Por otro lado, el contenido del pensamiento del sujeto con fobia social está relacionado con la opinión que se puedan formar de él otras personas, y no tanto con el miedo a sufrir crisis de pánico completas o limitadas como ocurre en la agorafobia. Por otro lado, el curso de la fobia social es más estable que la agorafobia, en la que la intensidad de los síntomas acostumbra a ser más fluctuante.

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